“Mi
hijo me manipula” – Alejarse de los juicios negativos y conectar
En
nuestra vida como padres pasamos proyectando, juzgando, temiendo miles de
escenarios. En muchas ocasiones estos
escenarios son negativos. Por ejemplo, si nuestro hijo llora, pensamos que nos
manipula. Si nuestro hijo no quiere terminar la comida, pensamos que es una
lucha de poder en contra de nosotros y que debemos demostrar firmeza. Cuando
nuestra hija le pega a su compañerito de juegos, pensamos que tiene
problemas de agresividad y nos preguntamos automáticamente qué hemos hecho mal.
Todas
estas interpretaciones nos alejan de nuestros hijos, nos alejan de la situación
real y nos proyectan a un futuro amenazante donde inequívocamente fallamos como
padre o madre. Y ¿qué podría ser peor que esto?
Uno
de los miedos principales de los padres es malcriar a sus hijos. Este miedo no
nos ayuda a prevenir la situación, sino que nos lleva a tomar decisiones
educativas desde el temor y no desde el amor. Cuando tenemos miedo, la
dimensión emocional se queda atrás. Dejamos de reaccionar de la forma adecuada
porque perdemos la conexión emocional con nuestros hijos. Para ayudar a
prevenir esto, te comparto varios consejos para reaccionar
desde la conexión y no desde el miedo en
situaciones delicadas:
Genera conciencia
¿cuáles son mis principales temores a la hora de educar? ¿Cuáles proyecciones
negativas son recurrentes en mi mente y me impiden conectar con mi hijo?
aprenda.” En este caso, nuestra
interpretación se basa en nuestros miedos y proyecciones negativas. Esta
narración no ayuda a mejorar la situación. Al contrario, se interpone entre
nosotros y nuestros hijos, dejando de lado lo que nuestro hijo necesita en ese
momento. Además, recuerde el dicho “el miedo no evita el peligro”. Actuar desde
el miedo es contraproducente ya que no prepara a tu hijo para superar el
conflicto emocional en el que se encuentra. Practicar la objetividad nos
permite alejarnos de nuestros miedos.
Permanezca cerca de las necesidades de su hij@ pregúntate “¨ ¿cuál es el problema aquí? ¿Qué siente
mi hijo y por qué reacciona de esta forma? ¿Qué necesita en este momento?”. Acércate
e intenta poner palabras a su emoción “el avión es tu juguete favorito y te
sentiste enojado cuando X quiso agarrártelo.” Valide su emoción “te entiendo, a
veces es difícil compartir cuando nos entretenemos mucho con algo”. Esto
permite desacelerar el conflicto y apaciguar la situación.
Busquen soluciones juntos. Ser compasivo y conectar no significa permitirle todo a tu hijo, sólo significa acompañarlo en sus emociones para encontrar alternativas a su comportamiento. Entre más pequeños sean sus hijos, más ideas vas a tener que generar como padre o madre. Cuando los niños crezcan y estén más acostumbrados a la resolución de conflictos, entonces lograrán solucionarlos solos. Por ejemplo, puedes decir: “cuando algo me gusta mucho y no estoy listo para dárselo a otra persona, intento decirle: “todavía lo necesito, si quieres en cinco minutos te lo presto y en cambio vos me pasas X.” De hecho intercambiar y hacer turnos funciona muy bien. Quizás tu hijo no va a querer prestar su juguete de inmediato, pero eventualmente va a aprender a hacerlo, poco a poco va a internalizar que también puede crear una situación ganar-ganar y que prestar su juguete no es del todo negativo.